Has adoptado un nuevo gato pero ya tienes un gato en casa; para que todo salga bien desde el principio, debes seguir unas pautas de presentación de gatos

Una de las consultas más habituales de los adoptantes se refiere a cómo introducir un gato nuevo en una casa en la que ya hay gatos, de la manera menos traumática posible, tanto para el recién llegado como para el o los residentes. Ya hemos tenido casos de gatos devueltos tras ser adoptados, por no seguir estas sencillas pautas. El gato es un animal muy sensible a los cambios de entorno, de rutina y de compañía, y hemos de ser conscientes de ello y facilitarle la adaptación, dándole tiempo, cariño y espacio. Hemos recopilado una lista de pautas y consejos que ayudarán en el proceso de adaptación. La adaptación entre gatos puede llegar a ser dura y estresante, tanto para humanos como para los gatos. Podemos evitar trifulcas, peleas, bufidos, carreras y que nunca lleguen a llevarse bien, siguiendo unas normas básicas de presentación.

Ha llegado la hora de que nuestro gato conviva con otro animal de su misma especie, y para ello es necesario tener en cuenta ciertas conductas básicas en la etología felina para que todo sea lo más fácil posible, y con el ritmo que los propios gatos decidan.

En primer lugar hay que tener claro el carácter de nuestro gato a la hora de escoger un compañero para él. La adaptación «relativamente rápida» en gatos es posible, siempre y cuando se organice todo acorde con el modo de vida que todos los componentes de la familia llevan, tanto humanos como felinos.

Elegir al gato que será compañero para toda la vida del gato que ya tenemos ha de basarse en que sean compatibles fundamentalmente. No es tan importante la edad, sexo, color, como el nivel de actividad, el modo de juego y la dependencia o no de los seres humanos. Estos tres puntos son los verdaderamente importantes a la hora de que el gato de la casa y el que entra acaben teniendo complicidad, y una convivencia feliz.

Una vez que tenemos claro el nuevo compañero que vamos a traer a nuestra casa, hemos de prepararnos nosotros, los humanos, para afrontar las distintas situaciones que se nos irán presentando en los próximos 15 ó 20 días, incluso más, depende de cada gato. (En muchas ocasiones también puede ser menos tiempo).

Si el gato a introducir en la familia procede de una protectora, criadero, tienda, etc., deberemos exigir su cartilla sanitaria, sus desparasitaciones, su informe de leucemia e inmunodeficiencia, y estado de salud general, para evitar contagios de enfermedades peligrosas de forma innecesaria.

Si el gatito es encontrado en la calle, inmediatamente deberá ser evaluado por un veterinario para que nos certifique que su salud es buena y que no corremos el riesgo de poner en peligro al gato que ya esta en casa.

Hay que tener al nuevo gato o gatito en cuarentena aislado en una habitación confortable, hasta que pasen los días necesarios para comprobar que no incuba ninguna enfermedad que pueda contagiarse al gato de la casa. En cuanto podamos se le llevará al veterinario que le realizará el primer chequeo y la primera desparasitación para la puesta a punto, hasta que pase la cuarentena, y se le hagan las analíticas de sangre necesarias antes de empezar con las presentaciones con nuestro gato.

Cada gato debe tener siempre recipientes para la comida y el agua propios. No son recomendables los cuencos dobles. Mejor cuencos individuales colocados a distancia para que cada uno coma a su ritmo cuando ya estén juntos conviviendo.

Evitaremos que se produzcan trifulcas a la hora de comer.

Lo más sensato es que pongamos una caja de arena más al meter un gato nuevo. La idea siempre es tener la misma cantidad de areneros que número de gatos hay en la casa, más uno, si es posible. Esto evita que los gatos acaben orinando o defecando fuera del arenero si no quiere compartirlo.

Luego puede que no sea necesario y lo retiremos, pero al principio, al menos, es mejor que cada uno pueda tener su propio arenero, que retiraremos en el caso de que pasen unas semanas y ninguno de los gatos lo use.

Cuando llevamos a una casa un gato nuevo, por norma general el residente debe tener las atenciones de todos. Si ve que dedicamos más tiempo al nuevo puede rechazarlo e incluso llegar a deprimirse.

Los gatos no tienen celos, lo que llevan mal es perder privilegios que habían tenido hasta la llegada del gato nuevo. Por eso hay que mantener las rutinas que tenían antes, con nosotros y en la casa, y realizar la mínima cantidad de cambios posible. Los cambios deben ser a mejor. Más juegos, más mimos, más atención, del tipo que le guste al gato residente.

Cuando el proceso de adaptación se encuentra en marcha y hay signos de aceptación por ambas partes podemos crear juegos en los que ambos gatos colaboren. Premiaremos a los dos por igual.

Y, sobre todo, mimaremos más al príncipe destronado para que no se sienta desplazado. Mantendremos para siempre un rato al día de juego y mimos sólo para cada uno de los gatos, no en compañía, para que el vínculo que hayan formado con sus personas no se rompa.

El sexo es importante según su nivel de actividad y el modo de juego, y también según el carácter del que entra y el que ya está.  Si ambos son dominantes y muy territoriales, será más complicado.

En general, suelen adaptarse mejor los gatos de edades similares, con modos y niveles de juegos parecidos, y en cuanto a la dependencia y búsqueda de atención de las personas, deben ser complementarios, no iguales, para que no haya competitividad. Los gatos esterilizados son menos territoriales, esterilízalos y evitarás futuras peleas que pueden dar lugar a que sea imposible la convivencia.

A continuación exponemos, en general, como suele ser más fácil o más compleja, la relación entre felinos que ya están en nuestra casa y el que incorporamos de nuevo, aunque hay que tener en cuenta que luego, como ya indicábamos arriba, dependerá mucho del carácter, nivel de activación, modo de juego, y dependencia de los humanos, de los dos gatos, y no sólo de la edad y el sexo de cada uno.

GATO ADULTO en casa + GATO ADULTO nuevo

Si la casa es espaciosa puede que cada uno escoja su propio territorio e ignore al otro gato. También la relación será mejor si el gato recién llegado no es dominante, o si proviene de un ambiente donde hay más gatos. Ambos deben estar obligatoriamente esterilizados, o las peleas y búsqueda de dominancia serán constantes. Con dos machos castrados, y un nivel de actividad y de juego similar, la convivencia será buena.

GATO ADULTO en casa + GATA ADULTA nueva

Es probable que la relación sea buena si el gato de la casa no es dominante. Las hembras suelen ser más territoriales que los machos y no suelen acoplar si el macho es muy dominante o si su nivel de juego es muy alto y juega a acoso y derribo, como suelen jugar los machos. El juego entre hembras es con poco cuerpo a cuerpo. Es importante elegir bien el carácter compatible con el macho de la casa y que la hembra esté acostumbrada a compartir espacio con otros gatos anteriormente.

GATO ADULTO en casa + GATITO/A nuevo/a

Primero el gato adulto demostrará que él es el jefe, con unos cuantos bufidos y capones, y luego serán amigos o se llevarán bien. Es una relación buena y positiva en la mayoría de los casos si los dos gatos tienen un nivel de actividad y un modo de juego similar. Es posible que no funcione si la diferencia de edad es mucha entre ambos gatos, al tener una energía diaria poco compatible en horarios y juegos.

GATA ADULTA en casa + GATO ADULTO nuevo

La gata querrá mantener su territorio y es probable que nunca se lleven bien si el gato es muy territorial, dominante o enérgico. Relación posible si el gato es sumiso y acostumbrado a otros gatos. Relación difícil si ambos son territoriales. Si se trata de un macho acostumbrado a la convivencia con hembras, o que sepa jugar él sólo sin acosar a la hembra, la relación será buena. Si es un macho muy activo y que busca combate cuerpo a cuerpo al jugar, la relación no será posible.

GATA ADULTA en casa + GATA ADULTA nueva

Relación buena en gatas esterilizadas y con caracteres complementarios. Es casi imposible con gatas sin esterilizar o en celo. Funciona bien si ambas gatas son jóvenes, y si son gatas acostumbradas a vivir con otros gatos, y por lo tanto tolerantes. En el caso de gatas con mucha diferencia de edad, dependerá del nivel de dependencia hacia las personas de cada una, debiendo ser una dependiente y la otra no, o habrá competitividad y la relación no será buena.

GATA ADULTA en casa + GATITO/A nuevo/a

La relación será muy buena si se trata de una gata ya acostumbrada a convivir con otros gatos anteriormente, si la diferencia de edad no es muy grande, y si el gatito sabe respetar los espacios y tiempo de descanso de la gata. Se convierte en un serio problema si se trata de hembras mayores de 8 a 10 años, y el que entra es un cachorro macho. Cuando este machito crece, será más fuerte y enérgico que la gata anciana, y las energías de juego y territorio no podrán ser compatibles.

GATITO/A en casa + GATO ADULTO nuevo

Mientras el gato adulto se acostumbra a su nuevo hogar, ambos animales se ignoran, ya que el gato adulto está más pendiente de comprobar si el territorio es seguro, y cómo son los seres humanos con los que convive. Después es muy posible que se lleven bien si acoplan en el tiempo y energía de juego.

GATITO/A en casa + GATA ADULTO nuevo

Habitualmente la hembra será la que mande desde el principio. Relación muy buena si el gato o gata cachorro no tiene mucha diferencia de edad con la hembra. Si hay mucha diferencia de edad, mejor si el cachorro es hembra también, ya que tienen modos de juego más similares y es más probable que acoplen.

GATITO/A en casa + GATITO/A nuevo

Tras pasar unas horas de adaptación, bufidos y algún capón, ambos gatitos se pondrán a jugar, como si fuesen hermanos, desde el momento de conocerse o casi. Más fácil si el gatito o gatita que entra ya estaba acostumbrado a la convivencia con más gatitos.

Todo irá calmándose poco a poco, y al final en muchísimos casos, jugarán juntos, comerán cerca, dormirán juntos y hasta en el mejor de los casos se darán lametones y se acicalarán mutuamente. En otros casos, simplemente convivirán en paz, respetando los espacios de cada uno y sin hostilidades.

Ten en cuenta que algunos de estos pasos, puede ser que tengas que prolongarlos unos más que otros, dependiendo del carácter de los gatos.

Ya has iniciado el camino para una mejora de la calidad de vida de tus gatos, la compañía de otro (s) de su especie mejora su salud, su vida cotidiana y su humor, y no te arrebata su cariño para nada, todo lo contrario, ¡tendrás más mimos de más gatos!

Estos son los pasos a seguir en la presentación de gatos (duración total de 1 a 3 semanas):

Cuando llegues a casa con el nuevo inquilino no los presentes de golpe NUNCA, ya que esto será, por lo general, el principio de una mala relación o de una relación que tardará mucho más en consolidarse como buena, además de llevarse los dos unos cuantos arañazos, o cuanto menos, bufidos y disgustos.

Primero, cuando llegue el gatito nuevo (que debe haberse trasladado dentro de un transportín) deja que se huelan unos minutos, estando el gatito nuevo en el transportín, y el otro gato suelto por la casa. Deja que el »primer» gato sea el que se acerque a oler al nuevo. No le hables, no le distraigas, deja que el gato de la casa gruña o bufe o se acerque al nuevo. No interrumpas. Y nunca le toques en este momento. Toda su atención está centrada en el nuevo, o se habrá asustado y habrá salido corriendo. No le saques. Respeta su ritmo.

Después de ésta presentación preliminar, déjalos en partes separadas de la casa, de modo que puedan olerse por debajo de la puerta, pero sin poder verse ni atacarse. Debe mantenerse este punto mientras tu gato anterior no se acerque a la puerta donde está el nuevo, o si se acerca y bufa y gruñe mucho y muy alto. Mientras hay hostilidad grave o lo ignora, no se debe dar el siguiente paso.

Deberás prestarle a tu «primer» gato toda la atención posible. Eso lo hará sentirse seguro de que no tendrá que competir por tu afecto. Los primeros días dale mimos y chuches lejos de la habitación, para que esté relajado.

Es muy probable que cuando tú salgas de la habitación del nuevo y huelas a él, tu primer gato te bufe y gruña a ti. Es lo normal. No te preocupes. El gato hace lo que tiene que hacer. No te lo hace a tí, sino al olor del nuevo.

Cuando ya se acerque con curiosidad a la puerta, puedes darle chuches ahí, o incluso intentar jugar con él con caña y ratón, para que se desestrese.

El lugar donde instalas a tu nuevo gato debe ser un recinto «seguro» donde pueda olfatear y relajarse, para que vaya conociendo la casa poco a poco sin que esté el otro gato, hasta que el proceso de presentación se haya completado. El recinto debe ser un cuarto que tu primer gato no suela visitar. No sirve la habitación favorita de tu primer gato. Coloca una camita, comida, agua, una bandeja sanitaria, juguetes y un rascador.

Al principio, tu primer gato bufará y rugirá al nuevo desde el otro lado de la puerta. Ignóralo y aléjate. Nunca lo castigues por hacer sonidos agresivos: esto solo serviría para crear tensión entre los dos gatos. Tu gato debe comportarse como un gato, y deben comunicarse entre ellos. Deja que hagan los sonidos que ellos entienden.

Asegúrate de elogiar y mimar a tu primer gato cuando éste se muestre calmado en la proximidad del cuarto del nuevo gato. Chuches, mimos, cepillado si le gusta, juegos, todo aquello que le guste, para que asocie cosas agradables con el olor del otro gato.

Encierra a tu «primer´´ gato en el cuarto que más usa, asegurándote de proporcionarle agua, algo de su comida favorita y una bandeja sanitaria. Deja que tu nuevo gato explore la casa sin la presencia del otro. Después de unas horas, ponlo de nuevo en su cuarto de seguridad y deja salir a tu primer gato. Éste probablemente bufará y protestará al sentir el olor del otro gato en SU territorio. Otra vez: ten paciencia y elógialo cuando él actúe calmadamente. Repite este procedimiento al menos una vez al día hasta que ambos gatos se muestren cómodos.

Mientras cada gato esté en ésta fase de confinamiento separado, cámbiales los areneros a días alternos. Pon el de uno (con caquitas y todo, sin limpiar) en el sitio del otro y viceversa. Así se irán acostumbrando a sus nuevos olores.

Después de unos días, coge un paño o toalla y frótalo con los bigotes y el cuerpo de tu nuevo gato, mientras juegas con él. Usa otro paño para hacer lo mismo con tu primer gato. En las horas de las comidas, pon el paño con el olor de un gato bajo el cuenco del alimento del otro. Esto ayudará a que cada gato asocie el olor del otro con algo positivo como la comida. Si repartes la comida en pequeñas tomas a lo largo del día, cada gato se costumbrará al olor del otro más rápidamente. Asegúrate de renovar el olor en los paños o toallitas a diario.

Después de este paso, ya podrás alimentarlos uno cerca del otro. Mantén al nuevo gato en su recinto de seguridad con la puerta bien cerrada, y pon el plato de cada animal a cada lado de la puerta. Alimenta a los dos gatos al mismo tiempo. Cuando veas que ambos comen sin gruñir o bufar, puedes pasar al nivel siguiente de la presentación.

Antes de permitir que ambos gatos entren en contacto, haz que se miren cara a cara en una situación segura. Pon algo para entreabrir la puerta del gato nuevo unos 5 o 6 centímetros. Verifica que la puerta no pueda abrirse más que ésto, y que ninguno de los gatos pueda pasar la cabeza a través de la abertura. El objetivo es darles la oportunidad de golpearse las patas mutuamente, y tal vez frotarse los hocicos, sin permitir un contacto físico mayor con el que puedan hacerse daño. Lo más seguro suele ser sujetar uno mismo la puerta mientras se controla el acercamiento de los gatos en la abertura.

En el caso de tener puertas mosquiteras en la casa, puede usarse también para la presentación cara a cara en la que pueden olerse pero no hacerse daño.

Las puertas con cristales dan el mismo juego. Se ven y pueden jugar cada uno a un lado, pero no pueden atacarse. De ese modo asocian juego y chuches si se les dan, con la presencia del otro gato.

Llegó el día de presentarles con puertas abiertas. Antes del día de la presentación puedes cortarles las uñas a ambos gatos, por si durante la presentación hay algún zarpazo. Así evitamos que se lastimen.

El lugar elegido para empezar la presentación cara a cara debe ser un sitio donde no puedan acorralarse el uno al otro, y que sea totalmente accesible a la persona que está presente. Es decir, no debe haber camas donde esconderse, ni sofás donde quepan debajo, o rincones inaccesibles de salón. Los pasillos anchos, con rascadores, cajas de cartón con agujeros, o algún mueble en ellos para que puedan subirse o esconderse pero con fácil acceso a la persona, suelen ser los mejores lugares.

No hagas movimientos bruscos y estate atento a cualquier amago de ataque, en cuyo caso hará falta que te impongas con un fuerte NO dirigido al gato atacante. NUNCA le pegues, los gatos no entienden el castigo y no conseguirás nada. Deberemos proveernos de un pulverizador con agua bien fría y lo pondremos de tal modo que el agua salga a chorro y no pulverizada, esta será nuestra ÚNICA manera de intervenir en altercados donde la sangre pueda llegar al río, nunca antes.

Si uno de los gatos acosa al otro, está demasiado pendiente de él de modo constante, con mirada fija, orejas atrás, e incluso lomo o cola erizada, o está gruñendo o gritando (si bufa no es problema, esto es lo natural) debe confinarse durante un rato (más o menos una hora), tras lo que se vuelve a repetir la presentación. Esto se repite las veces que sea necesario.

El objetivo es que ambos puedan estar en el mismo lugar sin estar totalmente pendientes el uno del otro, jugando por separado, o durmiendo, o comiendo.

Dales la comida al mismo tiempo, en la misma habitación, en cuencos separados por una distancia prudente al principio, de unos tres metros, y acortarla poco a poco cada día, hasta aproximadamente un metro. No es adecuado acercar más los cuencos. Generalmente, no se pelean por la comida porque ven que hay suficiente para los dos.

Las primeras semanas tras las presentaciones déjalos juntos sólo cuando alguien esté presente y les pueda vigilar. Cuando no estés en casa, tenlos en cuartos separados hasta que su aceptación el uno por el otro sea total y absoluta. El objetivo es que no haya una situación hostil que acabe en pelea fuerte, tras la cual es muy complicado que vuelvan a recuperar la confianza y la complicidad.

Dales premios cuando se porten bien el uno con el otro. En especial al gato que ya tenías, para que no se sienta desplazado por el nuevo, y mímales mucho más de lo habitual. Juega y dedica mimos y cepillado para siempre a los dos por separado durante unos minutos al día. Esto hará que el vínculo contigo siempre sea bueno y se mantenga.

Incítales a jugar juntos, participando tú al principio con una cuerda o similar. Se coge un extremo con cada brazo y se mueve delante de los gatos separados por la distancia de nuestros brazos. Ellos concentran la atención en jugar y se “olvidan” del otro, y poco a poco vamos acercando más los brazos hasta que juegan los dos con sus patitas y el mismo trozo de cuerda.

Cada gato tiene su lugar de seguridad, su sitio de juego, su arenero, preferidos, y hay que intentar mantenerlos. La llegada del nuevo debe ser una suma, no una resta, por lo que debe haber más areneros, más juguetes, más lugares de descanso, más espacios verticales a los que subirse y otear por las ventanas… Todo debe ir encaminado a aumentar la calidad de vida de ambos gatos, ya que ese era el objetivo de la llegada a casa del gato nuevo.

Es importante que sepas que, si las pautas de presentación de gatos se realizan del modo correcto, implicando en ello a todos los miembros de la familia, es prácticamente nulo el número de gatos que no se aceptan. Buscarán sus ratos de estar solos, sus ratos de socialización con humanos y sus ratos de juegos y sueño con sus iguales. Además, si algunos días no tienes mucho tiempo que dedicarles, te echarán menos en falta al tener un compañero en el hogar con el que dormir y jugar. Los beneficios de tener más de un gato en casa, compensan con creces el pequeño esfuerzo que hay que realizar durante las primeras semanas al introducir un nuevo felino en casa. Y al hacer cada paso sin correr, respetando el ritmo que los propios gatos piden, te aseguras que su relación sea firme y buena para siempre.

¡TEN PACIENCIA, SIGUE LAS PAUTAS Y NUNCA TE ARREPENTIRÁS!