En primer lugar hay que tener claro el carácter de nuestro gato a la hora de escoger un compañero para él. La adaptación «relativamente rápida» en gatos es posible, siempre y cuando se organice todo acorde con el modo de vida que todos los componentes de la familia llevan, tanto humanos como felinos.
Elegir al gato que será compañero para toda la vida del gato que ya tenemos ha de basarse en que sean compatibles fundamentalmente. No es tan importante la edad, sexo, color, como el nivel de actividad, el modo de juego y la dependencia o no de los seres humanos. Estos tres puntos son los verdaderamente importantes a la hora de que el gato de la casa y el que entra acaben teniendo complicidad, y una convivencia feliz.
Una vez que tenemos claro el nuevo compañero que vamos a traer a nuestra casa, hemos de prepararnos nosotros, los humanos, para afrontar las distintas situaciones que se nos irán presentando en los próximos 15 ó 20 días, incluso más, depende de cada gato. (En muchas ocasiones también puede ser menos tiempo).
Si el gato a introducir en la familia procede de una protectora, criadero, tienda, etc., deberemos exigir su cartilla sanitaria, sus desparasitaciones, su informe de leucemia e inmunodeficiencia, y estado de salud general, para evitar contagios de enfermedades peligrosas de forma innecesaria.
Si el gatito es encontrado en la calle, inmediatamente deberá ser evaluado por un veterinario para que nos certifique que su salud es buena y que no corremos el riesgo de poner en peligro al gato que ya esta en casa.
Hay que tener al nuevo gato o gatito en cuarentena aislado en una habitación confortable, hasta que pasen los días necesarios para comprobar que no incuba ninguna enfermedad que pueda contagiarse al gato de la casa. En cuanto podamos se le llevará al veterinario que le realizará el primer chequeo y la primera desparasitación para la puesta a punto, hasta que pase la cuarentena, y se le hagan las analíticas de sangre necesarias antes de empezar con las presentaciones con nuestro gato.